lunes, 28 de enero de 2019

Más allá de la distancia

Si tienes un amor, déjalo libre. Si regresa a ti… era tuyo, si no regresa, bueno, todos sabemos lo demás…
Hace unos días, recibí un mensaje a través de Facebook de una persona que me propuso que escribiera un post, sobre una etapa en su vida, con el objetivo de que podamos reflexionar con la historia que nos cuenta. Como era de esperar, me pidió de favor que mantuviese en anonimato el perfil de las personas que conforman la historia, por eso los nombres de los personajes que voy a utilizar, incluyendo el suyo propio, son de ficción.
Corrían los años noventa y el periodo especial parecía no tener fin. Eran tiempos difíciles, no solo para los que ya estábamos nacidos, sino también para los que estaban por nacer.
Amelia, que es el nombre con el cual voy a identificar a la protagonista, tenía siente meses de gestación cuando Gerardo, su pareja, decide abandonar el país en una balsa, por los problemas existentes que sacudían la economía. Gerardo, su gran amor y padre del bebé que llevaba en su vientre, parecía desconocer el secreto que celosamente Amelia guardaba acerca de la patología que arrojó las pruebas de alfafeto proteína de su primogénito.
Según ella, temía ser abandonada por Gerardo si este se enteraba que su anhelado hijo varón nacería con un defecto, error que pudo corregirse en el momento apropiado y ella no lo hizo, prefiriendo continuar con el embarazo a pesar del riesgo que corría la salud del feto.
Al llegar a los Estados Unidos rápidamente Gerardo se estableció, ya que contaba con amigos y familiares que lo ayudaron a levantar, para crear las condiciones y reunirse en el menor tiempo posible con su mujer e hijo.
Amelia, para evitar las miradas y los comentarios acerca de la enfermedad del niño, y por temor a que llegara a oídos de Gerardo, se fue a vivir donde una tía en Pinar del Rio, allí tenía las condiciones necesarias para atender la anomalía de su pequeño Gerardito…
Aunque Gerardo y Amelia mantenían comunicación a través de cartas y llamadas telefónicas, ella siempre se la agenció para evitar que Gerardo viera lo menos posible a su hijo en fotos, para que no notara que el niño era hidrocefálico. Tres años después, debido a una complicación el niño fallece, justo en el momento en que Gerardo ultimaba los detalles para la salida ilegal del país de ambos.
Amelia, una vez más decide ocultarle la verdad al amor de su vida, pero esta vez, sobre la muerte súbita del pequeño.
¡Señores, a veces nos complicamos la existencia por no decir una verdad a tiempo olvidando que la mentira tiene piernas cortas¡
Finalmente llegó el encuentro entre Gerardo y Amelia en los Estados Unidos, sorprendentemente no sólo ella tenía un par de verdades que contar, todo parece indicar, que él también guardaba UN SECRETO tan oscuro como el de Amelia….¿CUAL SERÍA?
Bueno, hasta aquí llegó la primera parte de la historia. 


Les pido que sean pacientes porque no sabremos lo que sucedió entre ellos hasta tanto no reciba la segunda parte…ese fue el trato que hice con esta persona. Espero que ella cumpla con su palabra así como yo acabo de cumplir con la mía.
Continuará

 













Carmen Tamara