lunes, 3 de julio de 2017

El bullying cibernético.

          
  Conversando acerca de: El lado oscuro de las páginas sociales.

Bueno, parece que ya es un hecho irrefutable que las páginas sociales llegaron para quedarse ¨por los siglos de los siglos¨ y que son justamente el cofre donde muchas personas dejaremos guardado para la posteridad, los mejores momentos y recuerdos de nuestro paso por esta vida…
¡Entonces le propongo un brindis amigo lector! Lo podemos hacer con la bebida que usted tenga a mano; en mi caso,  lo voy hacer con una taza de café  bien calentito, ja  ja.  ¿ le gusta a usted el café?... a mí me encanta.   Pues bien, vamos al tema que nos ocupa esta vez.    
A finales del siglo XX, todavía guardábamos en álbumes cuantas fotos considerábamos importante: La del primer año de vida; algunas fotos importantes de nuestra etapa de estudiante y  para las mujeres, las fotos de los 15 años. Y por supuesto, las fotos de  bodas. Creo que todas las personas lo hacíamos con el fin de no solo conservarlas, sino también para que las generaciones venideras tuvieran la oportunidad de disfrutarlas como un buen legado de familia. ¡A mí, que me quiten lo bailado, ja ja!  
Pero aquellas fotos que se guardaban en el álbum familiar, con el paso del tiempo a pesar de que se deterioraban, también iban cobrando un valor sentimental incalculable, cosa que no pasa ahora. Creo que las personas disfrutaban más mirar fotos impresas, que del modo en que lo hacemos hoy. Al menos eso creemos  las personas de mi generación.
Sucede que a veces tenemos no sé cuántos megas de fotos digitales guardadas, que con el paso del tiempo, olvidamos de que están ahí. Y ya nadie las mira porque suelen ser muchas. Con las tecnologías existentes, en la actualidad podemos hacernos cuantas fotos queramos sin que exista ningún motivo festivo. ¿Cómo poder repasarlas todas, qué piensa usted acerca de eso? Pero en el presente siglo, esta linda costumbre de guardar fotos impresas ya no está de moda; solo basta hacer un click y podemos subir cuantas fotos queramos a internet.
 Cada día se hace más usual para el hombre contemporáneo reflejar sus actividades y vivencias en las redes sociales; unos lo hacen por placer, otros por motivos de trabajo, pero todos nos servimos del beneficio que nos proporcionan. ¡Que para bien sea!...

¿Pero acaso el bullying cibernético (ciber - acoso, en español) también es necesario para el hombre contemporáneo?
 Bueno, hace unos días atrás, mirando un programa de televisión (“Un nuevo Día”), quedé sorprendida con las declaraciones que hizo una de las conductoras del mencionado programa al decir públicamente que había sido víctima de burlas, al extremo de llegar a la falta de respeto hacia su persona, al menos en mi consideración. Todo ocurrió cuando colgó unas fotos donde aparecía  junto a su esposo, en una de sus páginas sociales. 
 La conductora, con un modo muy elocuente y sin enfado en su rostro, llamo a la reflexión del daño psicológico que puede causar en algunas personas el acoso cibernético.  Y digo en algunas personas, porque todo parece indicar que en ella no funcionó, gracias a Dios, ya que parece ser una mujer segura de sí misma. ¡Bravo por ella!, pero no todos los seres humanos tenemos esa capacidad para asimilar o lidiar con esas críticas de muy mal gusto.
Esta mujer valiente que supo luchar contra un cáncer de mama y superarlo, resulta ser una gran heroína y más que criticarla por estar pasada unas libritas, deberíamos halagarla. Porque de seguro se necesitan un par de ovarios adicionales, por no decir una frase un poco más fuerte, para luchar contra una enfermedad tan terrible como ese tipo de cáncer y seguir aquí de pie. Estoy casi segura que las críticas burlonas fueron hechas por alguna mujer.
  Este no será un planteamiento feminista, pero me atrevo a decir que con mucha frecuencia las  mujeres solemos ser anti mujer. Entre los varones, esto no ocurre: el hombre no es anti hombre. Si algún macho de su especie tiene la suerte de tener a su lado una bella hembra, más  bien es admirado y venerado por el resto de la manada; puede que surjan comentarios  mal intencionados de algún envidioso, pero siempre son la minoría.
En el caso de las féminas, desgraciadamente no funciona igual, siempre estamos a la ofensiva, y podemos llegar a ser muy destructivas entre nosotras mismas.  Si alguien me preguntara que razones tendría una mujer para hacerle una crítica similar a otra mujer, pues diría con todas las letras: ¡envidia!
Saben que pasa, que el esposo de esta conductora y lo digo con todo el respeto que ambos merecen (él y ella) es un hombre muy apuesto; es lógico que eso levanta ronchas en algunas mujeres y por eso hicieron esos comentarios de mal gusto.
Pero para la fortuna de esta valiente mujer, todo parece indicar que ese hombre apuesto la ama con todas esas libritas de más. ¡Sufran, mujeres! (es lo que diría yo si fuera mi caso)... Pero debemos de ser muy cuidadosos y responsables con los comentarios que hacemos en las redes sociales, ya sea sobre  personas públicas o no. A nadie le asiste el derecho (ni el izquierdo tampoco), para difamar ni mucho menos molestar a los demás con expresiones peyorativas. No debemos olvidar jamás que somos seres humanos y nos debemos respeto los unos a los otros.
Aunque tomé como referencia el caso de la conductora del programa para tratar el asunto del bullying y en todo momento he tratado de mantener oculto su nombre, creo que muchos sabemos de quien se trata, ya que no es secreto para nadie por la repercusión que tuvo en las redes sociales su comparecencia en la TV.

Esas personas que usan el bullying para molestar a los demás son dignas de lástima, porque están enfermas de complejos de inferioridad y por eso deberían de recibir tratamiento psicológico. Si usted se viera en una situación similar a la que vivió la conductora antes mencionada, tenga misericordia y paciencia con esa persona que se burla.   A través de su proceder, estas personas tienden a reflejar, en los demás, sus propias carencias. 
Gracias. 


 

 
Carmen Tamara.