domingo, 18 de marzo de 2018

La importancia de la confianza en las relaciones interpersonales






Voy a comenzar este post, con un fragmento del texto de la canción que da título a la película ¨El día que me quieras¨, con el objetivo de utilizarlo como telón de fondo para presentar el tema que a continuación vamos tratar en el artículo de hoy: Las promesas y sus consecuencias positivas o negativas.


Dice el texto de la canción:

El día que me quieras,

la rosa que engalana,

se vestirá de fiesta,

 con su mejor color.

Y al viento las campanas,

dirán que ya eres mía,

y locas las fontanas,

 se contarán su amor.

Esta canción completa es preciosa, sobre todo por su línea melódica y las imágenes poéticas que nos trasmite el texto. Evidentemente, se trata de una promesa de amor en su totalidad, que cualquiera de nosotros podríamos hacer o recibir.

 Nuevamente vuelvo a retomar la figura del gran cantor argentino Carlos Gardel, con el fragmento de la canción que mostré; ya lo hice recientemente en uno de los últimos artículos que publiqué y creo que en ambas ocasiones, valió la pena hacerlo.

 Volviendo al tema que nos ocupa, se me ocurre hacerle una pregunta:

¿Cómo cree usted que se sentiría una  persona que confió  en alguien, que no pudo cumplir lo que prometió?

Desgraciadamente,  las promesas no cumplidas ponen en la cuerda floja la confianza que los demás han depositado en nosotros. Por tanto, es mejor que no prometas y no que prometas y no cumplas, no dejes que tu boca te haga pecar.

Por eso, es importante que las promesas que hagamos, estén dentro de nuestras posibilidades reales, así estaríamos más cerca de cumplirlas.

Miren, les cuento. Hace un par de años, yo comencé a salir con un enamorado, el cual parecía ser el ¨hombre ideal¨, incluso para el gusto de una mujer exigente.

Aquel hombre, aparentemente caballeroso, guapo y lleno de detalles, me prometió además de la luna,  todas las estrellas que existen en el firmamento. Que él me haría la mujer más feliz, que madre haya traído a este mundo. ¡Realmente eso suena muy bien a los oídos de cualquier fémina!  ¿O me equivoco? ¿Qué dicen las mujeres?

¡Amigos, les soy sincera, casi que le creo!  Ya que todo parecía estar perfecto tal como él lo dibujaba. Pero el tiempo se encarga de ponerlo todo en su lugar y así fue que la verdad salió a flote, porque la mentira tiene piernas cortas.

 Lo  único que era cierto en todo lo que me prometió ese caballero, es que juntos comenzaríamos a escribir un libro que solo uno de los dos terminaría, y así fue.  Todo lo demás, incluyendo hasta su propio nombre de pila fue ¨Lo que el Viento se llevó¨.

Las personas como este señor, que comenten errores de tal magnitud porque prometen lo que no pueden cumplir, además de necesitar ayuda psicológica, penosamente son dignos de lastima, ya que piensan que son más importantes ante la mirada de los demás construyendo castillos de arena que el paso del tiempo puede desmoronar con facilidad.   

¿Por qué comprometerme con todo lo que me piden?

Pienso que una persona sensata sabe decir NO en el momento apropiado, ya con esa actitud, estará protegiendo su imagen de las huellas de carácter emocional o espiritual, que ocasionan en los demás las promesas incumplidas o deshechas. Sucede, que cumplir lo prometido se puede ver afectado por asuntos ajenos a nuestra voluntad, pero de igual modo, podríamos ser juzgados.

Si en el terreno laboral, su jefe le promete algo relacionado con un ascenso a un puesto superior o un aumento salarial por el buen desempeño de su trabajo y no lo cumple, no solo está violando un procedimiento legal respecto a algo que tal vez a usted, le pertenece por derecho propio. También está poniendo en riego su capacidad de liderazgo y el respeto que le deben los subordinados.  Y eso es una mala señal para ambas partes.

Ya que usted dejará de confiar en su jefe y si él se respeta lo suficiente, de seguro se sentirá fatal al ver su palabra en tela de juicio.

 En el área de los sentimientos y me refiero a las relaciones interpersonales, también debemos ser cuidadosos y sobre todo realistas con las promesas que hagamos, Y esto es válido tanto para quien la hace como para quien la recibe.

Y lo digo, porque a veces comenzamos una relación amorosa con alguien que al principio nos resulta muy apasionada. Al sentirnos a gusto con el beneficio espiritual que nos proporciona, hacemos promesas que después no podemos cumplir. Porque olvidamos que las pasiones son como las flores, que viven solamente una alborada. Es decir, que pueden apagarse en cualquier momento y no encenderse nunca más.

Entonces pregunto: ¿Qué hacemos con los pedazos deshechos de los sentimientos  mutilados de esa persona, a la cual le prometimos y no  le pudimos cumplir por entero? ¿Y cómo queda nuestra imagen después de esa decepción?

Es muy complejo responder esa pregunta con exactitud, ya que depende de muchos factores.

Supongamos el siguiente ejemplo: Un padre le promete a su hijo que le va a regalar unas vacaciones en un lugar especial si el joven obtiene calificaciones  de excelente como estudiante. Pero ese padre, que siempre ha cumplido con todo lo que ha prometido a ese hijo, esta vez, se ve imposibilitado porque se ha quedado sin empleo y por esa razón, no puede asumir el costo del viaje.

Hay dos factores aquí que debemos tener en cuenta:

a) ¿Cómo se sentirá el padre con esta situación?

 b) ¿Cuál sería la reacción emocional de ese hijo que se esforzó tanto, para al final, no obtener el premio que su padre le prometió? ¿Qué piensa usted?

 Yo soy madre y creo que responder a esas preguntas puede resultar tan difícil, como determinar la cifra exacta de operaciones numéricas que se pueden realizar en una calculadora, ya que cada persona es un mundo.

 Si la relación entre ellos es excelente, de seguro que la imagen de ese padre no se va a desvalorizar ante su hijo por no cumplir en esa ocasión con la promesa, pues nunca antes le falló y más, si ese hijo no es una persona egoísta. ¡Pero bien que podría resultar lo contrario!

Felizmente, en casos similares al ejemplo mostrado,  las promesas no cumplidas no tienen por qué establecer una dicotomía en las relaciones interpersonales.

En mi humilde opinión, no existe mejor receta que disfrutar el presente junto a las personas que amamos, sin dejar nada en el pasado, ni tampoco promesas (a corto o a largo plazo) para el futuro. ¡Pues si no hay promesas, tampoco hay reclamos!

 Debemos estar conscientes que todo en esta vida tiene fecha de vencimiento y por esa razón, no debemos aferrarnos como un salvoconducto a la eternidad, a nada, ni a nadie. El tiempo, señores, es el metrónomo perfecto para medir las acciones relacionadas con nuestra vida cotidiana.

Desconfianza y Promesas.

¡Atención a todos los padres! Hay que ser muy cuidadosos con las consecuencias que podrían traer la disolución de la pareja  y como esto afectaría los vínculos con nuestros hijos, en especial en relación con las promesas que les hagamos y las posibilidades reales de cumplirlas.

Hay muchos hombres que al formar otra familia tienden a olvidar los deberes contraídos  con los demás hijos nacidos de relaciones anteriores, no cumpliendo adecuadamente con su función, al extremo de poner en riesgo el amor y su credibilidad como padres.

De tal manera, las promesas incumplidas a los hijos, generarán en ellos desconfianza hacia sus progenitores. Esta podría manifestarse incluso como conductas inadecuadas cuando en algún momento le advirtiésemos seriamente sobre determinados asuntos relacionados con valores morales o patrones a seguir, pues no confiarían en nosotros.

 Es muy importante  que prediquemos con el ejemplo para crear confianza, para que no se cumpla ese viejo refrán que dice: ¨haz lo que yo digo y no hagas lo que yo hago¨.

 Y eso es lo que pasa cuando exigimos a alguien lo que no somos capaces de hacer. Creo que deberíamos como padres, ser un evangelio vivo para nuestros hijos, y así, estaríamos garantizando el respeto que nos deben como adultos que somos.

Las personas mayores al igual que los niños, necesitan sentirse seguros, por eso es de vital importancia la confianza que le debemos brindar para su estabilidad emocional, sobre todo, cuando les hagamos promesas.

Me gustaría concluir este post con una cita de Aristóteles que dice: ¨Las virtudes más grandes son aquellas que más utilidad reportan a las otras personas¨.

Lo invito a que usted, que junto conmigo, reflexionemos y seamos portadores de esas utilidades, ya que resultan  necesarias sobre todo en estos tiempos, donde preservar la especie humana debe ser el objetivo primario de cada persona que habita este mundo.

 Gracias  







Carmen Tamara