martes, 26 de diciembre de 2017

Comunicación sin tabúes con nuestros hijos.





 Los hijos se parecen más a su tiempo que a su padres.  ¿Será cierto?



 Se me ocurre comenzar este post, con una pregunta.  ¿Cuándo usted fue adolescente, sus padres lo educaron para tener su primera relación sexual?

¡Ojala que sí, pero me parece que si usted pasa de los 35 años me temo que no, y si tiene más de 50 como yo, mucho menos.

Sabe usted que pasa, que tampoco nuestros padres fueron educados para abordar con sus hijos temas como este, “aparentemente sensibles”.  Sin embargo, de alguna forma u otra, todos hemos sido educados o tal vez influenciados  para una vez que seamos adultos, vivamos en pareja y procrear como Dios manda.

 Solo un porciento poblacional muy reducido, teniendo en cuenta la idiosincrasia nacional, recibió quizás alguna información previa antes de su primera experiencia sexual; pero no todos tuvimos ese privilegio. ¿Usted lo tuvo?

Tal vez usted, al igual que yo, es padre o madre, con  hijos adolescentes o  jóvenes adultos; o quizás es un profesional del magisterio. Pero en cualquiera de los casos, a muchos padres les resulta un tanto incómodo  hablar  de sexo con sus hijos, sobre todo de sexualidad explícita, (me refiero a penes y vaginas).  En ocasiones, solo se conversa con el  joven acerca de la protección que deben utilizar para evitar enfermedades venéreas o embarazos no deseados.

Pocas veces se logra profundizar en el asunto, dejando que otros hagan por nosotros esa tarea, ya sea un profesor o simplemente cualquier amigo de nuestros hijos. ¿Cree usted que estamos haciendo lo correcto como padres o estamos jugando el juego equivocado?

Desde mi opinión como madre, considero que es un error en la educación de nuestros hijos, no brindarles las herramientas necesarias para que ellos asuman desde edad temprana, una sexualidad responsable, dejando esa tarea a terceros, como bien dije anteriormente.

 Es que quizás como padres, sentimos un poco de vergüenza de transmitirles a nuestros hijos como parte de nuestras experiencias, las que están relacionadas con el sexo  y que también conforman la vida de todo individuo.  Muchas veces, preferimos eludir esos temas, utilizando argumentos retrógrados o ambiguos.

En los tiempos actuales toda  esa información que nos han venido debiendo  nuestros antepasados acerca del sexo, no debería ser un tabú ancestral en la comunicación con nuestros jóvenes. Hoy podemos platicar con ellos sin prejuicios de cualquier tema, siempre y cuando seamos capaces como adultos, de abrir nuestra mente y respetar las decisiones  que ellos determinen de forma consciente y responsable, acerca de su sexualidad individual.

 Así estaríamos rompiendo como generación, con  ese cordón umbilical que aún nos mantiene atados a ciertos tabúes considerados “inmorales”. ¡A mi juicio, estas son las buenas nuevas en relación a este asunto!

¿Pero realmente estamos preparados para intercambiar con nuestros hijos información sobre su sexualidad sin imponerles nuestras opiniones como padres?

A veces sucede que a los más jóvenes de la casa les gustaría conversar con los adultos, ya sean sus padres, abuelos u otros parientes, sobre sus experiencias vividas en cuanto al sexo, pero ellos intuyen que ese tema no va a ser bien recibido y más, si pertenecen a familias ultraconservadoras que no aceptan nada que no se corresponda con los patrones morales establecidos, aún cuando exista entre ellos una comunicación adecuada.

Bueno, aquí tenemos mucha tela por donde cortar. Como dije al principio, los hijos se parecen más a su tiempo que a sus padres, pero hay algo que nos identifica y que no debería cambiar con las generaciones: me refiero al  respeto que le debemos a nuestros progenitores. 

Pero esto no quiere decir que no podamos tener con nuestros  jóvenes, conversaciones civilizadas sobre sexo o sexualidad.

De hecho, estoy de acuerdo como madre con que deberíamos establecer con nuestros hijos desde que nacen, un puente de comunicación sin restricciones, siempre y cuando seamos capaces de poner límites en cuanto al respeto que nos debemos de ambas partes y no interferir, irrespetuosamente, en las decisiones que ellos decidan tomar en cuanto a su sexualidad, para que ellos tampoco asuman el derecho de cuestionar la nuestra.

 Así estaríamos estableciendo una verdadera  democracia familiar, ya que de otro modo sería: “Haz lo que yo digo y no hagas lo que yo hago”.  

Aunque me temo que muchos padres (y no quiero generalizar), no estemos verdaderamente  preparados para cumplir con las exigencias que demanda el arte de escuchar y mucho menos de aceptar cualquier decisión tomadas por ellos, sin antes hacer prevalecer la nuestra como autoridad.

¿Respeta usted las decisiones de sus hijos aun cuando  le parezcan extravagantes o un tanto inmorales?

Quizás usted amigo lector que ahora mismo está leyendo este post, tal vez está pensando: ¡Bueno, ya hoy en día no hace falta hablar con los jóvenes de la casa de cómo y cuándo deben  tener su primera relación sexual, ya que existe la internet y a través de la misma se puede obtener toda la información que uno desee acerca de cualquier tema! ¡Y eso  es cierto!

Pero respóndase esta pregunta con honestidad. ¿Sabe usted a qué edad y como fue la primera relación sexual de su hijo (a)?

 ¡Bueno, la respuesta se la dejo de tarea!. Gracias por visitar nuestro blog y si le gusta este artículo, le concedo el derecho absoluto, de compartirlo con sus amigos en Facebook y twitter. También le sugerimos visitar: psicocode. com

 








Carmen tamara