Los hijos se parecen más a su tiempo que a su padres. ¿Será cierto?
Se me
ocurre comenzar este post, con una pregunta. ¿Cuándo usted fue adolescente, sus padres lo
educaron para tener su primera relación sexual?
¡Ojala que sí, pero me parece que si usted
pasa de los 35 años me temo que no, y si tiene más de 50 como yo, mucho menos.
Sabe usted que pasa, que tampoco nuestros
padres fueron educados para abordar con sus hijos temas como este, “aparentemente
sensibles”. Sin embargo, de alguna forma
u otra, todos hemos sido educados o tal vez influenciados para una vez que seamos adultos, vivamos en
pareja y procrear como Dios manda.
Solo un
porciento poblacional muy reducido, teniendo en cuenta la idiosincrasia nacional,
recibió quizás alguna información previa antes de su primera experiencia sexual;
pero no todos tuvimos ese privilegio. ¿Usted lo tuvo?
Tal vez usted, al igual que yo, es padre o
madre, con hijos adolescentes o jóvenes adultos; o quizás es un profesional
del magisterio. Pero en cualquiera de los casos, a muchos padres les resulta un
tanto incómodo hablar de
sexo con sus hijos, sobre todo de sexualidad explícita, (me refiero a penes
y vaginas). En ocasiones, solo se conversa
con el joven acerca de la protección que
deben utilizar para evitar enfermedades venéreas o embarazos no deseados.
Pocas veces se logra profundizar en el asunto,
dejando que otros hagan por nosotros esa tarea, ya sea un profesor o
simplemente cualquier amigo de nuestros hijos. ¿Cree usted que estamos haciendo
lo correcto como padres o estamos jugando el juego equivocado?
Desde mi opinión como madre, considero que es
un error en la educación de nuestros hijos, no brindarles las herramientas
necesarias para que ellos asuman desde edad temprana, una sexualidad responsable, dejando esa tarea a
terceros, como bien dije anteriormente.
Es que
quizás como padres, sentimos un poco de vergüenza de transmitirles a nuestros
hijos como parte de nuestras experiencias, las que están relacionadas con el
sexo y que también conforman la vida de
todo individuo. Muchas veces, preferimos
eludir esos temas, utilizando argumentos retrógrados o ambiguos.
En los tiempos actuales toda esa información que nos han venido debiendo nuestros antepasados acerca del sexo, no debería
ser un tabú ancestral en la comunicación con nuestros jóvenes. Hoy podemos
platicar con ellos sin prejuicios de cualquier tema, siempre y cuando seamos
capaces como adultos, de abrir nuestra mente y respetar las decisiones que ellos determinen de forma consciente y responsable,
acerca de su sexualidad individual.
Así
estaríamos rompiendo como generación, con ese cordón umbilical que aún nos mantiene
atados a ciertos tabúes considerados “inmorales”. ¡A mi juicio, estas son las
buenas nuevas en relación a este asunto!
¿Pero realmente estamos preparados para
intercambiar con nuestros hijos información sobre su sexualidad sin imponerles nuestras opiniones como padres?
A veces sucede que a los más jóvenes de la
casa les gustaría conversar con los adultos, ya sean sus padres, abuelos u
otros parientes, sobre sus experiencias vividas en cuanto al sexo, pero ellos intuyen
que ese tema no va a ser bien recibido y más, si pertenecen a familias
ultraconservadoras que no aceptan nada
que no se corresponda con los patrones morales establecidos, aún cuando exista entre
ellos una comunicación adecuada.
Bueno, aquí tenemos mucha tela por donde
cortar. Como dije al principio, los hijos se parecen más a su tiempo que a sus
padres, pero hay algo que nos identifica y que no debería cambiar con las
generaciones: me refiero al respeto que le debemos a nuestros
progenitores.
Pero esto no quiere decir que no podamos tener con nuestros jóvenes, conversaciones civilizadas sobre sexo o sexualidad.
Pero esto no quiere decir que no podamos tener con nuestros jóvenes, conversaciones civilizadas sobre sexo o sexualidad.
De hecho, estoy de acuerdo como madre con que
deberíamos establecer con nuestros hijos desde que nacen, un puente de comunicación sin restricciones, siempre y cuando
seamos capaces de poner límites en cuanto al respeto que nos debemos de ambas
partes y no interferir, irrespetuosamente,
en las decisiones que ellos decidan tomar en cuanto a su sexualidad, para que
ellos tampoco asuman el derecho de cuestionar la nuestra.
Así
estaríamos estableciendo una verdadera democracia familiar, ya que de otro
modo sería: “Haz lo que yo digo y no hagas lo que yo hago”.
¿Respeta usted las decisiones de sus hijos aun
cuando le parezcan extravagantes o un
tanto inmorales?
Quizás usted amigo lector que ahora mismo está
leyendo este post, tal vez está pensando: ¡Bueno, ya hoy en día no hace falta
hablar con los jóvenes de la casa de cómo y cuándo deben tener su primera relación sexual, ya que
existe la internet y a través de la misma se puede obtener toda la información
que uno desee acerca de cualquier tema! ¡Y eso
es cierto!
Pero respóndase esta pregunta con honestidad.
¿Sabe usted a qué edad y como fue la primera relación sexual de su hijo (a)?
¡Bueno,
la respuesta se la dejo de tarea!. Gracias por visitar nuestro blog y si le
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Carmen tamara