Elena de mis recuerdos: un
espectáculo con aciertos y desaciertos
Sábado 10 de Marzo: en este día hice algo
diferente en mi rutina cotidiana, ya que me dispuse a visitar el teatro América;
tal vez motivada por la propaganda radial y televisiva que estos medios le
hicieran, al homenaje por el 90 aniversario de vida de la gran Elena Burke.
Reconocimiento más que merecido por su trayectoria artística.
(Elena… De mis recuerdos), así se llamó el
espectáculo que (por segunda vez), se presentó en la sala del mencionado teatro
con todas las localidades vendidas… algo
que no imaginé que pasaría, en verdad les soy sincera.
Es que a veces olvidamos la capacidad de
alcance que tienen los medios de difusión para promocionar (productos o
servicios) en este caso, se trababa de un producto artístico…
Les confieso señores que, me quedé sin
entradas, y las tuve que comprar en las afueras del teatro a sobreprecio.
Aciertos y desaciertos del
espectáculo.
¡ATENCION!. La observación la hago como
espectadora, (No soy periodista ni musicóloga).
Lázaro Caballero, sin lugar a dudas, es uno de
los directores más prestigiosos y respetados en los medios de difusión como (la
radio), por su capacidad y conocimientos acerca de programaciones musicales.
Pero no es lo mismo dirigir un programa radial
como ¨El
exitazo de cinco a siete¨, que dirigir un espectáculo musical en vivo.
La selección de los artistas, estuvo bien
balanceada; en una escala del 1 al 10 le otorgo 9. Pero no así al repertorio que
interpretaron algunos de esos artistas.
Hubo momentos de baja en el espectáculo provocando
bostezos en algunos espectadores y el abandono de la sala por otros.
A mi juicio no había diversidad de géneros,
por eso en ocasiones el espectáculo se tornó lineal.
Si algo bueno tuvo Elena y hay que destacarlo,
es que ella fue capaz como intérprete de pasear su voz por diversos géneros y
estilo de la música cubana y uno de ellos fue justamente el Son…el cual se
escuchó muy poco en el espectáculo.
¡Y no
sé por qué, si en el elenco habían intérpretes de la talla de Haila María, (
por cierto, interpretó una sola canción
cuando otras artistas hicieron más de dos) que bien podía haber hecho una
magnífica interpretación de cualquiera de los temas movidos que en vida, la Señora
Sentimiento cantó.
Otro desacierto, fue la falta de información
para el público en el momento preciso, de los nombres de algunos artistas (no
conocidos) que también conformaron el elenco. Y que sólo fueron mencionados
fugazmente, en una de las dos o tres ocasiones en que apareció en escena la
presentadora. Llegando demasiado tarde la información y provocando en algunos
espectadores una cierta confusión; al extremo, que vi algunas personas
preguntarle al de al lado:
-¿Y este
(a) quién es? Y el otro responder:
-¡Qué sé
yo!...
Afortunadamente no paso lo mismo con las
figuras conocidas, puesto que todos los que estábamos allí presentes, sabíamos
quiénes eran.
Pero en el caso de los no conocidos, sí necesitan
ser presentados en el momento en que entraban o salían de escena, para ser identificados.
Sobre todo, por las brillantes interpretaciones que en algunos de los casos,
hicieron estos artistas, sin que muchos espectadores nos lleváramos a casa el
nombre de estos jóvenes talentos.
Con el respeto que merece Lázaro
Caballero como director del espectáculo,
considero que ese fue un error, imperdonable.
¿Y qué podemos decir de la escenografía y el
diseño de luces? ¡Sin comentarios,
señores!
Es una pena, que estas instalaciones no cuenten
con los recursos necesarios, para brindarle a la comunidad que tanto lo necesita, actividades culturales. Y de esa forma
estaríamos rescatando esos espacios ociosos que permanecen más tiempo cerrados que
brindándoles un servicio útil a los pobladores de la comunidad.
Creo que Elena merecía, además del respeto de todos
los cubanos, que otras instituciones con cierto poder tecnológico como RTV Comercial
también se involucraran en el proyecto, con el objetivo de apoyarlo con los recursos
necesarios para que el impacto del homenaje que, con tan buenas intenciones a
alguien se le ocurrió, quedara digno del respeto a esa gran artista.
Pero bueno, son cosas que pasan y este es un
buen pretexto para que todas las entidades que tienen que ver con proyectos
artísticos que se presentan en instalaciones como el teatro América y no
cuentan con los recursos necesarios, sientan la responsabilidad de aportar su
granito de arena en ocasiones venideras. Y de seguro, los pobladores de la
cuidad lo van agradecer con su asistencia a las distintas actividades que se
programen, dispuestos a pagar la entrada, al precio que sea, pero con el
confort que lleva la puesta en escena.
¿Qué puedo decir acerca del tiempo de duración
del espectáculo? Sin tener conocimientos técnicos de dirección artística, creo
que estuvo un poco largo: dos horas y tanto, ¡mucho tiempo!
Hubo
momentos en que se tornó un tanto tedioso, aunque cada artista dio de sí lo
mejor, para rendirle culto a la cancionera más grande que ha dado este país.
Tal vez,
con hora y treinta, a mucho reventar, hubiesen dado en la diana…es mejor dejar
al público con deseos que saturarlo.
Ahora
vamos a destacar los aciertos que tuvo como dirección, el equipo comandado por Lázaro
Caballero.
Hablé al principio de la selección del elenco
artístico…fue genial. Pudimos
disfrutar de las brillantes actuaciones de figuras bien establecidas como: Ivette
Cepeda, Heidy Chapman, Arlenys, Osdalgia, y la legendaria Anaís Abreu.
Creo que a mi juicio faltó una cantante que
muy bien podía integrar ese brillante elenco, me refiero a Yaima Sáez, por
demás, es una excelente contralto como lo fue Elena, claro está… salvando las
distancias.
Otro acierto del señor Lázaro Caballero; fue que
la gran mayoría de los músicos, dígase cantantes e instrumentistas, eran
jóvenes. Ese es un detalle de admirar, porque el repertorio que se hizo, en su
totalidad, pertenece a la música cubana del siglo XX. Y todos, lo hicieron con un nivel muy alto de profesionalidad…
Qué decir del sexteto Vocal Retro que
representó musicalmente el trabajo de los cuartetos y en el cual también Elena incursionó en su
paso por las D’Aidas, contribuyendo por demás, a su formación como vocalista: ¡Señores,
fue excelente!
Qué manera de trabajar la dinámica, los
reguladores, la afinación, la dicción. En fin, esos jóvenes me dejaron SIN
PALABRAS.
Hubo otro instante en el espectáculo que también
me dejó muy entusiasmada y fue ver a través de la magia de la tecnología figuras tales como: Aymee
Nuviola, Malena Burke, el gran Meme Solís
(el más cuartetero, de los cuarteteros) y figuras no menos importantes, que
ya no están físicamente entre nosotros y otras, que ya no radican en este país.
Estoy casi segura, que todo el público allí
presente, agradeció el regalo antes mencionado que nos tenían reservado el
equipo de producción. Ese fue un gran acierto. ¡Mis respetos y felicitaciones
para todo el equipo!
Pero el mejor de todos los aciertos y el más emotivo, lo reservaron para el
final…y me refiero al plato fuerte de la noche: la actuación especial de Farah
María.
Para mí, fue una carta de triunfo a favor de
la dirección artística al utilizarla como estrategia para cubrir cualquier
imperfección que pudiera ocurrir, en el transcurso del espectáculo.
Miren, cuando sonaron los primeros compases de
ese gran tema (El Recuerdo de aquel
largo Viaje) que tan dignamente ella defendió en el festival de Sopot, los que
estábamos en la planta alta, nos pusimos de pie… porque no la veíamos en el
escenario.
En mi
caso, me di cuenta que ella estaba cantando desde la platea, cuando el seguidor
enfocó un área de la misma, y la pude ubicar visualmente. Y como todos, los
allí presentes, encendí el móvil para tomar evidencia de lo que estaba pasando con
una artista que ya pasa de los 70 años y sigue siendo para muchos cubanos, la
Farah de siempre. Admirada y respetada por su público; no solamente por las
personas que como yo, tienen más de 50, sino también por muchos jóvenes que, entusiasmados
los vi tomando imágenes. Tal vez hechizados por el carisma que aún sigue
trasmitiendo en la pista, la Gacela de Cuba.
Por eso si alguien me preguntara que fue lo
más acertado en ese espectáculo, sin lugar dudas respondería: la presentación
de Farah.
Señores… es que ella fue un icono de la
canción en la década de los 80 (a pesar de no contar con una voz muy extensa), pero
si con un carisma inconfundible.
Además,
fue un símbolo de la sensualidad de la mujer cubana en aquella época; una
verdadera criollita de Wilson. No había otra artista mujer en Cuba, que la
pudiera superar: ¡Era ella, LA MISMISIMA, original y sin copia!
Para las mujeres de mi generación, Farah marcó
algunos estilos en la moda, muchas queríamos parecernos a ella.
¡Y qué decir de los hombres de mi generación,
que muchos se volvían locos con su presencia.
Recuerdo que yo tenía una amiga, que le
apagaba el televisor al esposo cada vez que Farah salía en un programa. Esas
cosas sólo pasaban con ella: ¡señores
esto es en serio y no en sirio!
En verdad me dio mucha alegría verla; creo que
por encima de sus 70 años aún sigue siendo una mujer sencilla y muy atractiva;
capaz de mover multitudes aunque ya no esté de moda. Eso es lo que yo llamo…
ser un artista de pueblo. ¡Nada, que cuando yo sea grande, quiero ser como
ella!.
Felizmente, los cubanos que vivimos en la
isla, agradecemos desde el corazón que todavía podamos contar físicamente con
artistas de la talla de Farah, Omara; y muchos otros, que aunque ya no viven en
Cuba, siguen defendiendo la buena música cubana en cualquiera de los escenarios
de este mundo donde la presentan, con mucha dignidad.
Por todo y todos, estoy más que agradecida.
Pertenezco una generación que sabe apreciar la buena música.
Quiero concluir con una frase célebre
para agasajar a todas las mujeres que de
una forma u otra fueron homenajeadas en ese espectáculo. Por eso les dejo como
regalo al final del artículo, un fragmento de la presentación que hiciera la
Gacela de Cuba…
Como mujer, no tengo país. Como mujer, mi país es el
mundo entero.
Virginia Wolf.
Gracias.
Carmen Tamara.