"Nothing last forever, but the Earth and sky"
Kansas, Dust in the wind
“Nada es para siempre, excepto el cielo y La
Tierra”, dice el grupo Kansas en su más conocida canción, ¨Polvo en el viento¨.
Ciertamente, nada es eterno. Ni siquiera el cielo y
La Tierra lo son, sin demeritar la
intención poética de la muy hermosa canción citada.
Aunque hay
relaciones de pareja que duran toda la vida, no es la regla. Mucho menos en
estos tiempos, donde prima la independencia personal particularmente en lo
económico y una pareja es lo que debiera ser: la unión libre de dos personas
que se aman y deciden compartir sus días.
Cada cual entiende al amor a su manera, pero todos
estamos de acuerdo en que, sentimiento al fin y al cabo, tiene altibajos, es
voluble y puede evaporarse lentamente o apenas en un instante. Y cuando esto
ocurre, ya no tiene sentido compartir los días, a menos que primen otros
intereses ajenos al amor y al bienestar compartido.
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Y decimos esto porque en casi todos los aspectos de
la existencia, desgraciadamente actuamos sin la suficiente responsabilidad por
nuestros actos. Y cuando las cosas nos van mal, cargamos la culpa sobre los
demás, el destino y la sociedad.
Hacerse responsable
Hacerse responsable
Cuando uno está consciente de algo, en este caso de su
relación de pareja, actúa por sentimiento y convicción, porque le nace y le
complace desde las entrañas.
No se trata de pensar, sino de sentir, de vivir con
sencillez e intensidad el espacio íntimo con nuestra pareja. La atracción por
el otro es un proceso puramente biológico y emocional, cada persona tiene sus
propios patrones de gusto, expectativas y experiencias previas y la
acción consciente aquí consiste en evitar que se entrometan en nuestros
sentimientos consideraciones de cualquier índole, sean morales, económicas,
familiares o las opiniones de otras personas. Solo uno mismo sabe lo que siente
y es dueño de sus decisiones. Y es responsable por las mismas.
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El otro aspecto, que nunca podemos olvidar, es que
una relación de pareja es mucho más que dos.
Es un modo de vida compartido, donde placeres y
responsabilidades son para los dos. Además implica dejar a cada uno el espacio
suficiente para su realización como persona útil y ser humano íntegro, donde
uno vea en el otro apoyo y complemento, solidaridad y estímulo para vivir.
Una relación amorosa no puede ahogar al otro, pero
tampoco significa subordinarse a la pareja ni llevar la vida que el otro imagina
que debamos vivir. Todos tenemos el derecho y el deber de llevar nuestra propia
existencia según nuestras inclinaciones y capacidades, siempre que esta
existencia propia sea armoniosa y útil para los demás.
Dos son más que 1+1
La relación de dos personas que comparten su vida debe entonces ser justamente el vehículo que facilite, al entregarnos y recibir, la más auténtica y plena realización individual.
Dos son más que 1+1
La relación de dos personas que comparten su vida debe entonces ser justamente el vehículo que facilite, al entregarnos y recibir, la más auténtica y plena realización individual.
Cuando una relación de pareja se basa en el amor,
intuitivamente se actúa de ese modo, porque el amor es la manera que tenemos
los seres humanos de experimentar en lo más hondo de nuestro ser que solo somos
individuos hasta un cierto punto y en realidad formamos parte de una
interacción infinita que abarca todo que existe.
Un sentimiento tan grande excede nuestra conciencia
individual e inmediatamente se canaliza hacia personas concretas: nuestros
padres, hijos, familiares y amigos y en particular, hacia esa persona que nos
atrae y escogimos como pareja.
Desgraciadamente, es imposible sentir amor todo el
tiempo. Es un estado de conciencia muy elevado y consume demasiada energía
síquica. Su opuesto, el Miedo, se aprovecha de inmediato y nos lleva al
individualismo, a cometer errores, a la mezquindad,
Si no
actuamos con plena conciencia de nuestra existencia, el amor de la pareja se
puede acabar. Pero si lo cuidamos, lo alimentamos todos los días con intención
e inteligencia, nos estamos llenando de energías, de vitalidad y logramos la
maravilla de reconectarnos plenamente al Universo.
Nuestra relación de pareja puede y debe ser uno de
los puentes que nos una con esa fuente inconmensurable de Creación y
Abundancia, uno de los modos que haga de nuestra existencia una experiencia que
valga la pena.
Es imposible
saber con exactitud que nos depara la vida, pues tiene lugar en un Universo
infinito de infinitas interacciones.
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La opción de asumir nuestra relación de pareja de
manera consciente, basados en el amor, la compenetración y la libertad plena de
cada cual es por tanto el mejor modo de experimentar una vida íntegra.