Cómo afrontar la depresión desde la espiritualidad
Lo que tiene la mente lo revela tu espíritu…
Quizás
cuando eras pequeño y te portabas mal por no tomar la medicina, no comerte la
comida, o no querer dormir, te metían miedo con el pinchazo de la jeringuilla o
con el coco.
Todo por
tratar de modificar tu comportamiento. De niños aprendemos lo que es el miedo
a través de nuestras experiencias. Esto nos ayuda a mantener la percepción de
riesgo, y esa sensación un tanto molesta a lo largo de nuestras vidas.
Tememos a
enfermar gravemente, a las guerras, a quedarnos sin empleo, a abandonar nuestra
posición social, a romper con la pareja, o a perder un ser querido. Numerosos
pueden ser los motivos que generan esa angustia y malestar, pudiéndonos llevar
hasta la depresión.
Este artículo
pretende mostrarle algo de lo que estoy completamente convencido por mi
experiencia en la interacción diaria con amistades y pacientes de todas las
edades.
El número
de niños, adolescentes, jóvenes, adultos y ancianos con tendencia a la
depresión continúa creciendo. Cada vez más hay un aumento del individualismo, y un
descenso en paralelo del deterioro estructural en el sistema de creencias de
los seres humanos.
Poseemos un
recurso sencillo de aplicar que puede atenuar, prevenir y combatir los
problemas de nuestra vida cotidiana, para evitar ser víctima del estrés y la
depresión.
El móvil de
sus motivaciones son las necesidades. Están las importantes y las
imprescindibles, las materiales y las espirituales, y deben de ser satisfechas.
Es una necesidad vital en nuestro ser la capacidad de mantener el equilibrio, y
la depresión es precisamente la pérdida del balance físico y emocional.
Aquí jugará un papel importante su inteligencia emocional.
Expertos
aseguran que el premio Nobel de Literatura Ernest Hemingway cuando decidió
quitarse la vida transitaba por un cuadro clínico complejo; Depresión.
Estar
deprimido es estar disminuido e incapacitado de manera física y psicológica
por un conjunto de síntomas que perjudica nuestra calidad de vida.
Cuando no
contamos con mecanismos que nos posibiliten cumplir con las promesas y resolver
los problemas, podemos ser objetos de una incongruencia entre los procesos del
conocimiento (pensamiento/lenguaje) y el modo de expresión de los mismos
(conducta/comportamiento).
Esta especie
de disonancia cognitiva del comportamiento no es más que la capacidad
natural que el individuo tiene para pensar una cosa, decir otra y hacer lo
opuesto en un espacio breve de tiempo. ¿Cuántas veces le ha pasado?
Este es un
ejemplo:
LTC,
paciente de 36 años nos refiere que en la mañana tomando una ducha le vino a
la cabeza la idea de salir a buscar trabajo por que pronto va a ser padre. Se
le pregunta si pudo encontrar trabajo, y responde que apenas cinco minutos
después habló con su hermano y quedaron en verse. Se le pregunta si pudieron
verse, y contesta que el día se nubló y no se quería mojar, pero que al
final no llovió. Entonces aprovechó y decidió venir a consulta.
Si
frecuentemente le ha pasado esto, ha condicionado de forma no consciente una
inseguridad con tendencia a aumentar los niveles de ansiedad y frustración,
además de ser portador de un espíritu simplista, conformista y acomodado,
alterando su sistema de prioridades cotidianas e influenciando negativamente
su autoestima.
Esto es
peligroso pues está comprometiendo la estructura de su personalidad,
perpetuando la tendencia a ser una persona emocionalmente inestable, común en
el sujeto con un trastorno ansioso depresivo. En estas personas el hecho
de hacer frente a los pensamientos negativos se disipa e incrementa su estado
de ánimo adverso. Parece que sólo pudieran mejorarlo por el esfuerzo
sostenido paso a paso y momento a momento, pero les falta voluntad.
La mayoría
de los casos asistidos que logran permanecer en terapias con un enfoque
cognitivo conductual responden de manera favorable cuando logran entender y
experimentar la existencia de la dicotomía universal de los dos componentes
que conforman el mundo; El material Objetivo y el subjetivo espiritual.
A partir de
un sistema de creencias este último componente aplica a la idea que:
1. Hay una
fuerza sutil que te limita y obliga.
2. Hay una fuerza mayor que te libera y sostiene.
2. Hay una fuerza mayor que te libera y sostiene.
Un sistema
de creencias adecuadamente instaurado puede ser la oportunidad de desarrollar
esa capacidad que le permita afrontar la vida, y creer en la posibilidad de
escapar de ese funesto destino.
¿Qué es la Depresión?
Si
partiéramos la palabra De · presión pudiera entenderse como: el producto De
una fuerza que ejerce presión para oprimir, dominar, incapacitar o limitar
algo o a alguien.
Entonces
pudiéramos decir que: Depresión es el producto de una fuerza superior a mi
voluntad que ejerce presión para oprimirme, dominarme, limitarme o
incapacitarme.
Aquí hay
dos tendencias a la hora de resolver los problemas:
Por un lado
el exceso de preocupación en el momento de solucionar los conflictos con altos
niveles de ansiedad e impotencia.
Del otro
lado el desánimo absoluto para hallar la salida.
Si se ha
visto en el primer caso usted visualiza de manera exagerada la situación,
limitando sus recursos para analizar las características y posibles soluciones
del problema o enfermedad.
Entonces
sí:
E= Problema o Enfermedad
S= Posible Solución
IMS= Impresión de la Magnitud de la
Situación.
La fórmula
quedaría de la siguiente forma:
IMS nunca = y si mayor que
E+S.
En este caso
la alteración que presentas no está dada por el problema en sí, o por el modo
de resolverlo, sino por la Impresión de la Magnitud de la Situación (IMS),
plagada de interpretaciones pesimistas, viendo de manera imprecisa tu
condición (E) y tus posibilidades reales (S). Siempre verás la gran tormenta
antes que el viento y el agua empiecen a azotar.
En el
segundo ejemplo ya tienes los cielos cerrados permanentemente en medio de un
huracán categoría cinco sin querer hacer nada. Consideras el fracaso como
una situación invariable hasta logar transferirlo a casi todas las áreas de
tu vida. Dejas que un revés momentáneo se convierta en una fuente
duradera de desesperación e impotencia. Estás deprimido.
Dos puntos para tratar con la Disonancia Cognitiva del
Comportamiento
- Ser consciente es saber y asimilar esta capacidad natural y tan perjudicial para nuestras vidas que nada favorece. Somos sujetos y objetos de una disonancia cognitiva del comportamiento. Pienso, expreso y hago en definitiva lo opuesto a eso de manera frecuente.
- Reducir la frecuencia al máximo de estos eventos, tomando el tiempo necesario para pensar, decir y realizar de manera congruente aquello que has dicho o prometido en cuanto de ti dependa.
¿Cómo y cuándo resolver un problema?
No es
conveniente intentar manejar el asunto de manera definitiva, mejor ve tratando
poco a poco lo esencial del problema con serenidad y en circunstancias
permisibles.
La vida es
un constante aprendizaje y es posible mantener el equilibrio biológico y
emocional para tratar de aprovechar las oportunidades de manera objetiva en pos
de la prosperidad, la armonía física y espiritual.
Ante esa
fuerza constante que te hostiga y te quiere sujetada a ella, hay otra superior
que te desata y jamás te condena, operando siempre a tu favor. Hablamos de la
Fé.
No te
desanimes. Lo único completamente infalible eres tú si la esperanza y La Fé
verdadera están de tu lado, ella no conoce el mal y permanece siempre fiel.
El bien
siempre contribuye para aquellos que son capaces de mantener la esperanza. Aférrate con certeza a aquello que
anhelas porque en su momento podrá ser.
Ella te da:
- El privilegio de preservar la calma para asimilar y esperar ante la imposibilidad de hacer.
- La osadía para modificar o sustituir lo que es modificable y sustituible, dejándote ver que hay cosas importantes pero otras imprescindibles.
- La sabiduría para que te des cuenta cómo y cuándo proceder.
- La Fe es un ejercicio de fuerza; practícalo.
- La incredulidad limita el poder de esta verdad.
Hay muchas
cosas malas que evitar y buenas por hacer. No temas porque con la Fé puedes
vivir sin miedo a nada.
Hay una
fuerza sutil que te oprime y obliga, pero hay otra superior que te libera y
defiende. No seas esclavo de tu propio parecer.
Consejos
adicionales.
- No te aceptes en la resignación, mejórate, y pierde el miedo a crecer.
- No te desesperes; la paciencia también es una acción fruto del espíritu.
- No te fatigues con la adversidad, y dale crédito a esa fuerza superior.
- No tengas miedo a perder lo material, ni te afanes en aumentarlo, aprovecha disciplinando tu mente y espíritu.
- No tengas como posesión; disfrutad es utilidad.
- No cuestiones ni lamentes; solo agradece.
Recuerda
estas tres palabras para prolongar los momentos de bienestar: perdón,
convicción y orden.
Ir en contra
de tu naturaleza puede ser la mejor solución y el mayor desafío.
La Fe viene
por el oír. Ro: 10
Wilmer Joaquín Quintana Piñera