Si tienes un amor, déjalo libre. Si regresa a ti… era tuyo, si no regresa, bueno, todos sabemos lo demás…
Hace unos días, recibí un mensaje a través de Facebook de una persona
que me propuso que escribiera un post, sobre una etapa en su vida, con
el objetivo de que podamos reflexionar con la historia que nos cuenta.
Como era de esperar, me pidió de favor que mantuviese en anonimato el
perfil de las personas que conforman la historia, por eso los nombres de
los personajes que voy a utilizar, incluyendo el suyo propio, son de
ficción.
Corrían los años noventa y el periodo especial parecía no
tener fin. Eran tiempos difíciles, no solo para los que ya estábamos
nacidos, sino también para los que estaban por nacer.
Amelia, que
es el nombre con el cual voy a identificar a la protagonista, tenía
siente meses de gestación cuando Gerardo, su pareja, decide abandonar el
país en una balsa, por los problemas existentes que sacudían la
economía. Gerardo, su gran amor y padre del bebé que llevaba en su
vientre, parecía desconocer el secreto que celosamente Amelia guardaba
acerca de la patología que arrojó las pruebas de alfafeto proteína de
su primogénito.
Según ella, temía ser abandonada por Gerardo si
este se enteraba que su anhelado hijo varón nacería con un defecto,
error que pudo corregirse en el momento apropiado y ella no lo hizo,
prefiriendo continuar con el embarazo a pesar del riesgo que corría la
salud del feto.
Al llegar a los Estados Unidos rápidamente Gerardo
se estableció, ya que contaba con amigos y familiares que lo ayudaron a
levantar, para crear las condiciones y reunirse en el menor tiempo
posible con su mujer e hijo.
Amelia, para evitar las miradas y los
comentarios acerca de la enfermedad del niño, y por temor a que
llegara a oídos de Gerardo, se fue a vivir donde una tía en Pinar del
Rio, allí tenía las condiciones necesarias para atender la anomalía de
su pequeño Gerardito…
Aunque Gerardo y Amelia mantenían
comunicación a través de cartas y llamadas telefónicas, ella siempre se
la agenció para evitar que Gerardo viera lo menos posible a su hijo en
fotos, para que no notara que el niño era hidrocefálico. Tres años
después, debido a una complicación el niño fallece, justo en el momento
en que Gerardo ultimaba los detalles para la salida ilegal del país de
ambos.
Amelia, una vez más decide ocultarle la verdad al amor de su vida, pero esta vez, sobre la muerte súbita del pequeño.
¡Señores, a veces nos complicamos la existencia por no decir una verdad
a tiempo olvidando que la mentira tiene piernas cortas¡
Finalmente llegó el encuentro entre Gerardo y Amelia en los Estados
Unidos, sorprendentemente no sólo ella tenía un par de verdades que
contar, todo parece indicar, que él también guardaba UN SECRETO tan
oscuro como el de Amelia….¿CUAL SERÍA?
Bueno, hasta aquí llegó la
primera parte de la historia.
Les pido que sean pacientes porque no
sabremos lo que sucedió entre ellos hasta tanto no reciba la segunda
parte…ese fue el trato que hice con esta persona. Espero que ella cumpla
con su palabra así como yo acabo de cumplir con la mía.
Continuará…
Carmen Tamara